"Lo mejor para aprender un idioma es irse a vivir al país con la lengua que queremos aprender". Comentaremos por qué esto es así y los beneficios que nos aporta, así como las dificultades que implica y que, tarde o temprano, tendremos que superar.
La idea de aprender un nuevo idioma, comenzar a practicarlo y, posteriormente, comunicarse eficientemente con él, es en sí fascinante. La aproximación inicial que hagamos al comenzar este proceso puede determinar en gran medida el éxito final del mismo. Para que la decisión sea lo más adecuada posible, en esta entrada del blog analizaremos una de las posibilidades más eficientes, pero no por ello vacía de dificultades, para aprender español: inmersión en español.
Beneficios de la inmersión en español.
1.- Práctica en contextos reales y adquisición del lenguaje. Para aprender español, aparte de muchos factores que interfieren en el proceso, fundamentalmente se necesita estar expuesto al idioma que queremos aprender (input) y que esta exposición nos permita comprender, al menos, una parte de la información a la que estamos expuestos (comprehensible input). El nombre de este proceso se llama adquisición del lenguaje.
Es fácil comprender por qué una situación de contexto real, en una inmersión en el idioma, favorece este proceso. Bien sea en un bar para pedir un café, en el transporte público para preguntar por los destinos o caminando por la calle y observando carteles o publicidad.
Sumado a lo anterior, aparece aquí la importancia de la necesidad de “pensar en español”. Dejar a un lado el modo “tengo una palabra en español-la traduzco a mi idioma nativo”. Este fenómenos, aunque ofrece satisfacción inmediata por el descubrimiento de un nuevo significado, a largo plazo es muy perjudicial ya que nos limita la comprensión. En cambio, vernos obligados a prestar atención a la situación y de ahí obtener nuestras conclusiones, tiene beneficios a largo plazo porque, intrínsecamente, eso ya es adquisición del lenguaje.
2.- Útil en cualquier etapa del aprendizaje. No importa el momento del aprendizaje del español en el que te encuentres – principiante, intermedio o avanzado – ya que en cada una de ellas obtendrás beneficios que te ayudarán a aproximarte al siguiente nivel.
Si acabas de empezar con la práctica (“nivel principiante”), por lo tanto te encuentras en lo que Steve Kaufmann define como etapa de familiarización con el idioma, la inmersión sentará las bases de tu práctica futura con el español. Aprenderás cómo practicar en tu tiempo libre, qué actividades son más eficientes y cuáles deberías limitar. Igualmente, comenzarás a comprender pequeñas frases, órdenes o comentarios sin mucha explicación, simplemente viviéndolos.
Igualmente, si llevas una temporada (meses – pocos años) aprendiendo español (“nivel intermedio”), la inmersión te ayudará a afianzar el uso de comentarios cotidianos, a mejorar la espontaneidad al hablar, así como ganar en confianza tanto cuando escuchas a nativos hablando español como cuando te comunicas con ellos. Aunque los beneficios de la inmersión aparecen en cualquier momento del proceso, en este punto las ventajas de esta actividad son más palpables.
Finalmente, si llevas varios años aprendiendo español, y eres capaz de hablar y comprender con cierta fluidez (“nivel avanzado”), una inmersión en español será el empujón final que necesitas para afianzar tus habilidades y comprender algunos aspectos de la lengua más sutiles. Sin duda, mejorarás en tu habilidad para explicar eventos o anécdotas del pasado, conocer y poner en práctica refranes o frases idiomáticas, al igual que utilizar bromas o comprender aspectos del sentido del humor en español.
3.- Refuerza nuestro vocabulario. Utilizaré una experiencia personal para ejemplificar esta situación. Durante años aprendiendo inglés, siempre tuve problemas de memorización con palabras del vocabulario básicas como por ejemplo: alimentos, ropa o electrodomésticos. Una vez comencé a vivir en Exeter (Reino Unido) todas esas palabras que durante años fui incapaz de memorizar, de repente aparecían continuamente en mi día a día. Por un lado porque trabajaba en la cocina de un restaurante, así que desde el minuto 1 comencé a practicar con palabras que conocía pero no recordaba, así como también a conocer palabras nuevas, que de no haber trabajado allí, posiblemente aún no conocería (rúcula, mostaza, apio, mandil, fregadero, etc.)
Mi experiencia nos demuestra que el motivo por el que aprendí nuevas palabras y utilicé otras muchas que ya sabía, pero que nunca recordaba, es porque formaron parte de mi vida y las utilizaba frecuentemente. El hecho de haber realizado acciones con ellas me permitió no solo recordarlas para siempre, sino conocer algunas de ellas que de otra manera no habría sido posible. Un ejemplo claro es “kettle” – hervidor de agua, íntimamente relacionado con el siguiente punto.
4.- Vive aspectos de la cultura en español. Una de las formas que existen para aprender cómo piensan, viven y se relacionan las personas que hablan español es pasar el mayor tiempo posible con ellas. De esta manera comprenderás muchas cosas que de otra manera, y aún después de muchas explicaciones, no llegarías a comprender.
Un ejemplo claro es el siguiente. ¿Cómo pedir algo en un bar en España? La conversación, más o menos, sería así:
Camarero: Hola, buenas, ¿qué le pongo?
Cliente: Un café con leche.
Camarero: (Un minuto más tarde) Aquí tiene.
Cliente: ¿Cuánto es?
Camarero: 1 con 50.
Cliente: Aquí tiene. Gracias.
Camarero: Gracias a usted. Hasta luego.
Sin entrar a valorar todas las posibles variantes de esta situación, la realidad más común es esta. Desde una perspectiva cultural anglosajona, decir: “un café con leche” sin un “por favor” o un “¿podría tomar…?” es considerado de mala educación. En cambio, en esta situación concreta, lo más común es lo que he descrito y, en ningún caso, es considerado maleducado. Este código de conducta es aceptado por ambas partes y ninguna se siente disconforme con lo sucedido.
Otras múltiples muestras de la misma idea se repiten continuamente en un día en la vida de las personas de otras culturas: sus rutinas, comidas y horas de las mismas, las relaciones entre ellos, tanto con amigos como con desconocidos, y un largo etc.
Dificultades de la inmersión.
1.- Shock cultural. Puede que experimentes situaciones nunca antes imaginadas y que choquen con tu perspectiva del mundo anteriormente conocido. Algunos ejemplos de estas situaciones pueden ser: tipos de comidas, hábitos cotidianos, interacción con otras personas.
Pese a que pueden causar una sensación incómoda, principalmente por desconocida, forma parte del proceso de inmersión y conocimiento de la otra cultura. Si estas situaciones se repiten en el tiempo y crees que no puedes soportarlas, es un buen momento de replantearte si el español es verdaderamente el idioma que quieres aprender.
2.- Diferencia entre el nivel esperado y el nivel real. Es realmente común escuchar, a personas que aprenden español, comentar que su nivel de español hablando con nativos no se corresponde al nivel que ellos creían tener.
Por un lado, esto sucede porque en muchas ocasiones, o casi siempre, la práctica se realiza en contextos de clases organizadas, con estructuras claras y poca, o ninguna, interacción. Por lo tanto, el choque con la realidad, desafortunadamente, es doloroso.
Por otro lado, este es, principalmente, el motivo por el que la inmersión es necesaria, ya que de cualquier otra manera, nunca llegarás a manejarte en situaciones reales. Es incómodo, incluso desalentador, pero completamente necesario para el progreso.
3.- Falta de entendimiento. Querer comunicarse con otra persona y que esto no sea posible genera frustración. En ocasiones mucha frustración. Por ello, es importante remarcar que, no importa el momento del aprendizaje en el que te encuentres, esto es muy probable que vaya a suceder. Por no decir casi fijo. Ya que esto va a ser así, lo mejor es saber que va a suceder y estar preparado para ello.
En lugar de martirizarte porque no ha sido posible una comunicación eficiente, analiza qué ha sucedido, cómo has actuado y por qué crees que no ha habido comunicación. Si puedes identificar el problema, ya estás en disposición de intentar evitarlo para la próxima interacción.
4.- Resultados a largo plazo. Con el aprendizaje del español, y debido a que es un proceso complejo y de larga duración, a menudo los resultados no son apreciables en el momento, en ocasiones ni siquiera a corto plazo. Recuerda que toda práctica que realices hoy, será una inversión para tus futuras mejoras a largo plazo.
De esta manera, disfruta del proceso practicando con temas, gente y actividades que verdaderamente te gusten y te hagan sentir bien. Si no, podrías entrar en la paradoja de practicar con mucha gramática y vocabulario que no te gusta, y te aburre, y nunca llegar a ver los resultados de esa práctica ya que antes la habrás abandonado.
Desde aquí os animo a adentraros en la aventura de la inmersión lingüística en español. Si aún no te has convencido, quizá la frase de Nelson Mandela te dé el último empujoncito que necesitas: “El hombre valiente no es el que no tiene miedos, sino el que los vence”.
Mis experiencias, primero con el portugués (Vila Real – Portugal) y después con el inglés (Brighton y Exeter – Reino Unido), son una muestra de ello. Tanto es así que puedo asegurar que las satisfacciones personales que aporta comunicarse en otro idioma, superan con creces a los malos momentos pasados en el proceso de aprenderlo.
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